jueves, 31 de diciembre de 2015

Partido Comunista de la Capital





Hay algo peor que la angustia de la página en blanco. Algo peor que no tener ninguna historia que contar: es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas

Fabián Polosecki

 


Bortázar





Hacia 1947 yo era secretario de redacción de una revista casi secreta que dirigía la señora Sarah de Ortiz Basualdo. Una tarde, nos visitó un muchacho muy alto con un previsible manuscrito. No recuerdo su cara; la ceguera es cómplice del olvido. Me dijo que traía un cuento fantástico y solicitó mi opinión. Le pedí que volviera a los diez días. Antes del plazo señalado, volvió. Le dije que tenía dos noticias. Una, que el manuscrito estaba en la imprenta; otra, que lo ilustraría mi hermana Norah, a quien le había gustado mucho. El cuento, ahora justamente famoso, era el que se titula Casa Tomada. Años después, en París, Julio Cortázar me recordó ese antiguo episodio y me confió que era la primera vez que veía un texto suyo en letras de molde. Esa circunstancia me honra. Muy poco sé de las letras contemporáneas. Creo que podemos conocer el pasado, siquiera de un modo simbólico, y que podemos imaginar el futuro, según el temor o la fe; en el presente hay demasiadas cosas para que nos sea dado descifrarlas. El porvenir sabrá lo que hoy no sabemos y cursará las páginas que merecen ser releídas. Schopenhauer aconsejaba que, para no exponernos al azar; sólo leyéramos los libros que ya hubieran cumplido cien años. No siempre he sido fiel a ese cauteloso dictamen; he leído con singular agrado Las armas secretas de Julio Cortázar y sus cuentos, como aquel que publiqué en la década del cuarenta, me han parecido magníficos. Cartas de mamá, el primero del volumen, me ha impresionado hondamente. Una historia fantástica, según Wells, debe admitir un solo hecho fantástico para que la imaginación del lector la acepte fácilmente. Esta prudencia corresponde al escéptico siglo diecinueve, no al tiempo que soñó las cosmogonías o el Libro de las Mil y Una Noches. En Cartas de Mamá lo trivial, lo necesariamente trivial, está en el título, en el proceder de los personajes y en la mención continua de marcas de cigarrillos o de estaciones del subterráneo. El prodigio requiere esos pormenores. Otro rasgo quiero indicar. Lo sobrenatural, en este admirable relato, no se declara, se insinúa, lo cual le da más fuerza, como en el "Izur" de Lugones. Queda la posibilidad de que todo sea una alucinación de la culpa. Alguien que parecía inofensivo vuelve atrozmente. Julio Cortázar ha sido condenado, o aprobado, por sus opiniones políticas. Fuera de la ética, entiendo que las opiniones de un hombre suelen ser superficiales y efímeras.

Jorge Luis Borges
Buenos Aires, 1984
Prólogo a "Cartas de mamá"
 
Borges pronunció una conferencia en Córdoba sobre literatura contemporánea en la América latina. Habló de mí como un gran escritor, y agregó: "Desgraciadamente nunca podré tener una relación amistosa con él porque es comunista". Cuando leí la noticia en los diarios, me alegré más que nunca del homenaje que le rendí en La vuelta al día... Porque yo, aunque él esté más que ciego ante la realidad del mundo, seguiré teniendo a distancia esa relación amistosa que consuela de tantas tristezas. Me temo que esa posición no sea entendida por los que cada vez pretenden más que el escritor sea como un ladrillo, con todas las aristas a la vista, el paralelepípedo macizo que sólo puede ajustarse a otro paralelepípedo. No sirvo para hacer paredes, me gustan más echadas abajo

De carta la Roberto Fernández Retamar del 20 de octubre de 1968


"Casa tomada" de Norah Borges
 

miércoles, 30 de diciembre de 2015

Patty


 

Diamantes, rosas
Necesito a Moisés
Para cruzar este mar de soledad
Parte de este río enrojecido de dolor

Yo no necesariamente compro
Una clave para el futuro o la felicidad
Pero a veces necesito un pequeño lugar en el sol
O creo que voy a morir

Todo está en algún lugar y ninguna parte queda cerca
Todo el mundo tiene a alguien con su vino y su cerveza
Así que sólo soy esta figura trágica aquí en esta esquina
Con un departamento vacío y un mejor amigo que es puto

Cada vez que lo veo, él sonríe
Y me dice lo bien que está caminando estas millas
Pero nunca jamás pregunta una sola cosa sobre mí
Si me muero, eventualmente oiría al respecto

Diamantes, rosas
Necesito a Moisés
Para cruzar este mar de soledad
Parte de este río enrojecido de dolor
 


Todo está en algún lugar
y ninguna parte queda cerca

Patty Griffin
(1996)

sábado, 12 de diciembre de 2015

Choque de botellas




Como tantas otras bellezas, esta balada me llegó a través de una buena película. Guerra de vinos es la forma inepta conque alguien etiquetó al español a Bottle Shock, literalmente Choque de Botellas, que cuenta el salto a la fama internacional de las bodegas oriundas del Valle de Napa. En el año 1976, un comerciante de vinos británico radicado en París llega a la región para catar por sí mismo el rumor de que las cepas francesas sembradas siglo atrás en el Cuyo de California están pariendo unos ejemplares cuya calidad no tiene nada que envidiarle a sus originales transatlánticos. Esta es la historia de cómo fue que un troli de chardonnay norteamericano ganó aquella temporada el mundial de blancos. Si tiene usted la suerte de encontrarla en la tele, podrá mientras la bebe disfrutar también de esta canción exquisita

 
Entrada dedicada al favorito entre una cosecha incomparable de tías y tíos geniales conque la suerte quiso bendecir mi vida, mi Tío Yeyo. Caballero mendocino amante de su familia, la buena vida y los mejores vinos, quien hace ya un año en desdicha nos fuera arrebatado por el río del destino sin darnos todavía la resignación o el tiempo indispensable para darnos cuenta.

Y a mi sobrino Ignacio, que vino naciendo justo un año después
 




Voy caminando entre las sombras sin poder ver
Los rostros que sonríen cuando me caigo o abandono
Las puertas sin ventanas todas de nuevo bien cerradas
Pero debo pasar por aquí otra vez

La noche es caliente, las muchachas criollas cantan
Mi corazón late con fuerza, me zumban los oídos
Nueva Orleans ha sido encantada una vez más
Pero debo pasar por aquí otra vez

Encerrado en una habitación en Nueva Orleans
Mi sangre fluyendo deprisa
 
La noche es caliente, las muchachas criollas cantan
Mi corazón late con fuerza, me zumban los oídos
Nueva Orleans ha sido encantada una vez más
Pero debo pasar por aquí otra vez

Patrick Simmons
(1972)