viernes, 27 de marzo de 2015

Yo fui testigo




El Secretario General del Partido Comunista de la Argentina, Patricio Echegaray, declaró el miércoles 18 de marzo pasado en el Tribunal de San Martín como “testigo de contexto” en la causa por los crímenes cometidos en Mansión Seré. Se trata de la primera vez en la historia de los juicios por delitos de lesa humanidad que la autoridad máxima de un partido  político toma parte en los testimonios de la querella   
 
 
 
La declaración comenzó expresando “un fuerte reconocimiento a la lucha y la conducta de las víctimas de Mansión Seré y todas las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina”, en particular “a los militantes del Partido Comunista que se caracterizaron por adoptar una actitud ejemplar”
Entre las víctimas de Mansión Seré, Patricio tuvo una mención especial para Alejandro Etchenique, “quien cayó detenido junto a su hija allí, donde fueron sometidos a tormentos que ambos resistieron con una valentía admirable. Etchenique fue un compañero que militó junto conmigo en la Comisión de Relaciones Políticas, y fue el profesor del primer curso que realicé sobre El Capital de Carlos Marx”
Luego continuó apuntando que “el Partido Comunista es el núcleo de una cultura política que se ha forjado al calor de la lucha popular contra la injusticia, la explotación y la discriminación, y que debido a esa lucha ha sido objeto de persecución permanente por parte de las clases dominantes y del Estado burgués argentino”. Ampliando esta idea sostuvo: “Una cultura de rebeldía y resistencia que desde antes de su constitución institucional como organización política ya confrontaba contra la burguesía. Ejemplos de esto son las luchas del 1° de Mayo de 1890, la Patagonia Rebelde expresada en la figura histórica del Gallego Soto y la Semana Trágica. El Partido ha acumulado méritos trágicos en esta lucha. En ese sentido queremos recordar que pronto se cumplirán setenta años de la desaparición de Juan Ingalinella, el primer detenido-desaparecido de la historia argentina”

 
“El Partido ha tenido que pugnar sin descanso contra una pila de leyes represivas como la tristemente célebre 4144 nacida en 1902, derogada en 1958, resucitada en 1969 bajo el número 18235 y puesta en vigor nuevamente en 1976 bajo el número 21259. Esta ley se convirtió en la ley de persecución política más perdurable de la historia argentina, cuyo objetivo fue expulsar de nuestro país a todos los extranjeros con ideas de izquierda. El Partido ha luchado igualmente contra el decreto anticomunista número 536/45, contra la Ley 13234 de 1948 que autorizó a movilizar militarmente a los huelguistas, política que dio inicio a la doctrina constitucional Conintes. También contra el Decreto 778/63 de represión a huelguistas y perturbadores”
“Tuvo que enfrentar también el Decreto 4500/63 creador de la SIDE, que nació con el marcado fin de perseguir a los comunistas. Y por supuesto la Ley Anticomunista 17401 dictada en 1967 que, como su  nombre lo indica, tuvo el explícito objetivo de reprimir y perseguir a los comunistas”

“Me resultaría imposible abarcar el inventario completo de normas sancionadas para aniquilar la visión y organización marxista-leninista de transformación de la realidad. Sin dudas se trata de una lista innumerable, de manera que nos atenemos a citar las que nos parecen más significativas. Digamos que en la Argentina se ha hecho uso y abuso del artículo 23 de la Constitución Nacional sobre suspensión de garantías en caso de ataque exterior o conmoción interna. Artículo que vino a convertirse en el anclaje normativo de la Doctrina de Seguridad Nacional, y determinó que más de la mitad de los años entre 1930 y 1984 se viviera en estado de excepción, incluido el Estado de Sitio, lo que para miles de comunistas significó pasar muchísimos años en la clandestinidad, sufrir la cárcel y quedar a disposición del Poder Ejecutivo sin proceso ni causa judicial”
“Ante este monstruoso cuerpo de disposiciones represivas ejercidas por el Estado nacional, hay que rescatar el papel de los militantes comunistas que a pesar de todas las persecuciones lograron ganar espacios institucionales. Militantes sindicales, estudiantiles y barriales que han encabezado la lucha del pueblo argentino. Militantes en derechos humanos, que enfrentaron y enfrentan estas aberraciones políticas y jurídicas sin reparar en esfuerzos y sacrificios”.

Echegaray volvió a recalcar que “el golpe de 1976 obedeció a un plan nacional e internacional piloteado por Estados Unidos, un golpe que obedeció a los objetivos de poner fin a todos los elementos del Estado de Bienestar que se habían desarrollado tras la Segunda Guerra Mundial, y que tenía muy en cuenta el hecho de que la Revolución Cubana, hasta ese momento tratada como una excepcionalidad isleña, dejaba de serlo para transformarse en la base del crecimiento de las fuerzas de izquierda en América Latina. Al calor de la cubana se habían producido nuevas revoluciones en Chile y Nicaragua, y desde la Guerra de Vietnam soplaban vientos de fuertes dificultades para el imperialismo yanqui. En estas condiciones se pergeñó el golpe que apuntaba, por un lado, a liquidar las fuerzas de izquierda con capacidades transformadoras que podían aprovechar estos vientos de revolución, y por el otro, a impulsar medidas económicas que como mínimo establecieran la base de un nuevo modelo económico de explotación del capital, que hoy conocemos como neoliberalismo y que comenzó con la transformación de la deuda externa en instrumento de extorsión y dependencia”
“En este contexto es que el Partido Comunista enfrentó a la Triple A y al golpe de Estado, batalló contra la dictadura, defendió a víctimas propias y de todos los partidos y en ningún caso proporcionó funcionarios a su servicio, como sucedió con otras fuerzas políticas”

“El Partido Comunista se siente orgulloso de haberse constituido como el único partido querellante para la defensa de los derechos de sus víctimas y de todas las víctimas del Terrorismo de Estado. Y esto no es casual, sino que es absolutamente coherente con la historia y con el significado cultural del PC, que es una cultura de lucha contra la injusticia, la opresión y la discriminación”
“En este sentido tenemos que recordar el papel de nuestros abogados: Julio Viaggio, Carlos Zamorano, Beinusz Smuckler, Eduardo Barcesat, Alberto Pedroncini, Nilda Tenenbaum, Carlos Israelson, Teresa Israel, Jaime Nuguer, Héctor Trajtemberg, entre otros, y por supuesto a los funcionarios y militantes de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre: Mario Alderete, Roberto Vallarino, Víctor Bruschi, Félix Cantero, Jaime Scmirgeld, Iris Pereyra, José Schulman, Graciela Rosemblun. Los abogados del PC firmaron alrededor de nueve mil habeas corpus”. No hay que olvidar que desde la Liga, el Partido fue una fuerza fundamental en la creación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de la cual Echegaray manifestó ante los magistrados sentirse “profundamente orgulloso de ser parte de su Consejo de Presidencia”

“El Partido Comunista cumplió un gran papel también en la confrontación contra el Plan Cóndor  que abarcaba Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil. El PC tuvo un accionar nacional e internacional en la lucha por la defensa de los derechos humanos. En el ámbito internacional hicimos importantes gestiones para que organismos internacionales concentraran su atención en nuestro país, lo que incluiría la visita de la Comisión Interamericana. El de la camarada Inés Ollero, militante de la FJC que estuvo secuestrada en la ex ESMA y permanece desaparecida, fue el primer caso argentino tratado internacionalmente"
 
“En los años de la dictadura el Partido Comunista Argentino hizo importantes gestiones en México, España, Francia, Alemania, en la Federación Mundial de Juventudes Democráticas. Al mismo tiempo dio protección, refugio y asistencia orgánico-técnica a numerosos compañeros de países limítrofes que por distintas razones estaban en la Argentina”
“Basándose en su experiencia histórica, el Partido Comunista desarrolló un sofisticado sistema de militancia clandestina para poder solventar las necesidades de la lucha contra la dictadura. En mi caso, tras llegar a Buenos Aires luego de salir de la prisión en la provincia de San Juan, no pasé inmediatamente a la vida pública, sino que pasé directamente a la clandestinidad llevando adelante las tareas de las Juventudes Políticas. Sin embargo, mi casa fue descubierta: recibimos un asalto de la Triple A del que nos salvamos por la solidaridad del pueblo. La otra situación que debí atravesar fue un intento de secuestro del que zafé por dos motivos: por una contradicción jurisdiccional entra la Policía del Aeropuerto y la Federal que se disputaron mi captura, y, el otro, que la compañía brasilera en la que iba a viajar no me entregó y mantuvo dos horas el avión en la pista hasta que pude arribar a él”
“Quiero por tanto rendir homenaje a todos los que trabajaron en la elaboración del trabajo clandestino del PCA, que era un trabajo clandestino -si se permite el término- muy científico y no de contingencia. Eran épocas en las que se sucedían las dictaduras y el aparato clandestino del PC se renovaba permanentemente: se cambiaban las casas y quintas de seguridad, las cuales tenían un trabajo previo de legitimación muy puntilloso, para que, cuando llegara como llegó el momento, ya se había construido la cobertura necesaria para no levantar sospechas. Está claro que este tipo de tareas solo la podía llevar adelante una organización como la nuestra, ampliamente probada en los años de lucha clandestina que nos impuso el Estado burgués en la Argentina”

Ante la pregunta del tribunal acerca de si el Partido Comunista sacaba gente del país, Echegaray confirmó que “sólo en algunos casos especiales, porque no era una política del Partido sacar sus militantes al exterior. Pero si hemos ayudado a cientos de compañeros de otras organizaciones a hacerlo. Y eso fue posible por el imponente aparato de falsificación de documentos que nunca falló. Nunca un clandestino provisto de documentos otorgados por el Partido Comunista fue interceptado en una migración. Detrás de cada una de estas acciones hubo cientos de militantes anónimos que en la lucha contra la dictadura militar pusieron en riesgo su vida”
El tribunal también preguntó al secretario general del PC cuáles creía que habían sido los niveles de afectación, a lo que Echegaray aseveró que “nosotros ubicamos como primer nivel de afectación los más de cinco mil comunistas despedidos de las empresas. ¿Por qué? Porque creemos que se apuntó a destruir un proceso de acumulación que venía desarrollando nuestra organización en el seno de la clase obrera. La misma había sido muy bien materializada en la masiva movilización contra López Rega que habíamos logrado junto a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Por supuesto también fuimos afectados en los más de quinientos militantes detenidos y torturados, de los cuales recuperamos trescientos cincuenta y ciento cincuenta fueron desaparecidos, de los cuales hasta el día de hoy recuperamos los restos de treinta y cinco de ellos”. El tribunal consultó a Echegaray sobre si esas listas eran definitivas: “Lamentablemente tenemos que decir que no, ya que en los últimos meses hemos tenido que incorporar nuevos datos”

Una parte de la intervención estuvo dedicada a aclarar que “el Partido Comunista, pese a no haber adherido a la tesis de la lucha armada por una cuestión de análisis político, figuraba en un nivel muy especial del objetivo de los militares, puesto que nos consideraban, en primer lugar, responsables intelectuales e ideológicos por nuestra filiación marxista-leninista. Por la formación de cuadros, que sirvió a nuestra organización y nutrió además a diversas fuerzas del campo popular. Y porque ellos sabían, sin muchas precisiones pero lo sabían, que éramos la fuerza política con mayor capacidad estructural y logística para emprender una eventual confrontación militar”
“Este plan fue explicitado por diversos personeros de la dictadura. Vale recordar a Suárez Mason quién sostuvo que la idea era atacar al Partido Comunista y a sus treinta organizaciones colaterales, tal como las llamaban”

“La resistencia del PC a la dictadura empieza antes de la Triple A y antes del golpe. Es una resistencia que empieza tratando de promover una gestión multipartidaria que produjese un centro político que fuese capaz de actuar como freno al deterioro del país y el golpe. En ese sentido destacamos dos entrevistas que promovimos desde las Juventudes Políticas: una con Balbín y otra con Abal Medina. La opinión que nos llevamos de ambas entrevistas fue que lo que reinaba era un estado de desesperanza e indefensión. No había voluntad de resistir”

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