miércoles, 5 de junio de 2013

Suertudo





Tenía caballos blancos
Y minas en fila
Todas vestidas de satén
Y esperando en la puerta

Oh, qué hombre afortunado que era
Oh, qué hombre afortunado era

De plumas y encaje blanco 
Hicieron su cama
De un colchón cubierto de oro
Sobre el cual él yacía

Oh, qué hombre afortunado que era
Oh, qué hombre afortunado era
 
Se fue a luchar en las guerras
Por su país y su rey
Y de su honor y su gloria
La gente cantaría

Oh, qué hombre afortunado que era
Oh, qué hombre afortunado era
 
Una bala lo encontró
Su sangre corría mientras él lloraba
No hubo manera de salvarlo
Entonces se recostó y murió
 
Oh, qué hombre afortunado que era
Oh, qué hombre afortunado era...

Greg Lake

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