sábado, 28 de julio de 2012

Página12, vergüenza en el tiempo




A Página12 le perdí todo respeto el año pasado cuando desde su sección internacional y sus tapas se dedicara a apoyar la invasión que la OTAN consumó en Libia. Aquella vergonzosa e imperdonable campaña de desinformación masiva sirvió a los fines de paralizar el repudio de la opinión pública mundial que desde un principio intuyó los motivos reales de una nueva ofensiva militar del imperio.

Habiendo perdido el control de la principal reserva petrolera de la tierra –Venezuela– los gobiernos aliados de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y compañía se lanzaron juntos a demoler toda soberanía residual sobre los depósitos energéticos de Arabia. Para ello encendieron la mecha de la llamada “primavera árabe”, una serie de revueltas populares inciertamente espontáneas que con epicentro en Túnez y Egipto pronto se replicaron con desconcertante crudeza hacia Libia, país de riquezas extraordinarias que a finales de los 60 había iniciado un proceso de independencia común a los movimientos liberadores de la época, convirtiéndose entonces en blanco predilecto del Pentágono.

La reconquista de Libia sólo podía llevarse a cabo mediante la intervención exterior directa de las fuerzas militares de la OTAN, encarnadas en el terreno por los grupos de marionetas locales y mercenarios que sus servicios mancomunados de inteligencia apuntalan en la región desde hace décadas. Dicha injerencia necesitaba contar con un mínimo de legitimidad institucional, para lo cual disponían de su poder en la ONU, el Consejo de Seguridad y la Corte Penal Internacional. Pero previo a eso era indispensable montar una cobertura de propaganda encargada de sembrar la idea de que las autoridades libias estaban masacrando a la población, y así justificar la invasión disfrazándola de “intervención humanitaria” y “zona de exclusión aérea”. Como no existía –ni pudo verse jamás– una base real para tales afirmaciones, la propaganda internacional se concentró en demonizar la figura del líder libio Kadaffi como un violador serial de los “derechos humanos”. Y fue precisamente para petrificar los anticuerpos políticos de una gran porción de las masas progresistas del mundo que periódicos como Página12 se sumaron a la traición periodística.

Un antecedente colorido de esta metodología nos remite al año 1985, cuando se estrenó una de las películas más memorables de la historia del cine, “Volver al futuro”. En esta obra maestra encontramos sin embargo que el combustible atómico imprescindible para echar a andar la máquina del tiempo, es robado por el inventor de la misma a unos terroristas libios que incluso terminan ametrallando de muerte al propio Doc Emmett Brown, luego salvado por Marty gracias a las tretas del tiempo. Al año siguiente de aquel estreno, el gobierno de Ronald Reagan ordenó bombardear las ciudades de Trípoli y Bengasi.


Hoy sábado 28 de julio del 2012, después de ver ayer por tele la inauguración olímpica más grasa y berreta de la historia –Paul incluído & devuelvan las Malvinas– me bajé del DeLorean, abrí Página12, y al comenzar a leer me di cuenta que me hallaba a comienzos del 2011…



La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció ayer las atrocidades que están sucediendo en Siria y destacó su convicción de que “crímenes de guerra y contra la humanidad” son cometidos en el país asiático tanto por el régimen gobernante como por la oposición armada. “Los que los están cometiendo no deben creer que podrán huir de la Justicia. El mundo no olvida ni perdona crímenes como éstos”.

Por Kim Sengupta
Desde Al Bab

Aviones de guerra del régimen estaban en acción ayer en lo que parece ser otra importante escalada en la guerra civil siria. The Independent fue testigo de cómo dos cazabombarderos aparecían repetidamente volando bajo durante la batalla en la ciudad de Al Bab, cerca de Alepo, y, en por lo menos dos ocasiones, el avión parecía estar disparando a tierra durante la lucha. Esta es la segunda vez que el régimen de Bashar al Assad ha sido acusado de usar aviones de guerra contra su propio pueblo. Durante la mayoría de las incursiones ayer temprano, los pilotos parecían estar llevando a cabo lo que se conoce como una “demostración de fuerza” para intimidar al enemigo con su presencia sin abrir fuego.

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