viernes, 15 de julio de 2011

Por qué voy a sorprenderme

por Martín H

Si no fuera comunista sería liberal. A lo mejor porque vi muchas películas norteamericanas. O porque me gusta hacer lo que se me canta sin pedir permiso. En todo caso la verdad es que me hubiera encantado ser liberal si no fuera comunista. Y decir que Fito Páez puede decir lo que quiera en donde quiera. Y saber también que tiene que aguantar lo que se venga sin chistar. Me encantaría poder creer esas teorías de Rawls y las fábulas de la caña y el pescado. Es increíble cómo hizo mella la fábula oriental en el pensamiento liberal. El arte de la guerra se usa para los negocios tanto como el “sé tu mismo”. Me gustaría sobre todo decirle a Fito Páez que la porteñidad es libre de votar a quien le venga en gana y no tiene por qué darle explicaciones a él, un cantante mediocre, desafinado como el que más y ya un poco en decadencia. Me gustaría decirle a Aníbal Fernández que se tranquilice. Que atacando a los votantes no va a arreglar nada. Hoy Filmus está jugando la promoción. Si siguen así se va al descenso directo. Me gustaría sobre todo decirle a Sandra Russo que recibo el Clarín de lunes a viernes porque “me piace” (como le dijo Rodolfo Barra a un inquisidor Lanata). Me encantaría estar festejando con unos globitos amarillos con cara (hay que tener mal gusto para hacer globitos con cara). Pero no voy a hacer nada de eso porque soy comunista.

Lo que voy a hacer es preguntarme por qué la Ciudad de Buenos Aires vota lo que vota hace 20 años. ¿O acaso alguna vez votamos mejor? ¿O es más inteligente la gente que vote a Scioli en la Provincia de Buenos Aires? ¿O acaso los comunistas vamos a cuestionar cada elección en cada provincia argentina? Si es así estamos fritos. Siempre perdimos. Y perdimos por goleada. Por qué voy a sorprenderme.

Lo que voy a hacer es lo que hice. Me levanté leyendo (en el Clarin) el comienzo de la guerra civil en España y me emocioné con mis muertos. Leí a Jorge Semprún hablando del PCE como el partido de los “150.000” fusilados y escuché a mi viejo contarme una frase de Perón acerca de que los comunistas son como los piojos: “hay que mirarse debajo de la solapa”. Siempre estuvimos perdiendo. ¿Por qué me habría de preocupar ahora? ¿Por qué debería estar deprimido, triste o contrariado con todo lo que hemos vivido?

No.

Que de esta derrota se preocupen otros.

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